geotermia

Tras décadas de investigaciones, se estima que el potencial de este recurso podría ser equivalente al 91% de la capacidad instalada para generación eléctrica en el país. Diversas iniciativas de exploración se llevan a cabo asociadas a sistemas volcánicos en la cordillera de los Andes. Las primeras centrales podrían estar operativas en 2016

Cuando el profesor de la U. de Chile Alfredo Lahsen comenzó a estudiar la energía geotérmica en nuestro país, allá en la década de los 60, aparecía como una de las fuentes renovables más prometedoras. Una década antes habían fracasado los intentos por encontrar yacimientos petrolíferos importantes en el territorio nacional, de manera que los gobiernos de la época mostraban interés en aprovechar las posibilidades que ofrecía nuestra geografía para generar electricidad.

No por nada Chile es una de las zonas del mundo con mayor actividad volcánica: el 10% de todos los volcanes activos del mundo están en el país. Lashen lleva más de 40 años estudiando el potencial energético de la geotermia, una fuente de energía limpia y renovable que en nuestro territorio aparece asociada precisamente a la actividad volcánica. Considerado por sus colegas como el “padre de la energía geotérmica” en el país, los estudios del académico de la Universidad de Chile durante las últimas cuatro décadas estiman que existen más de 300 áreas con potencial a lo largo de la Cordillera de los Andes.

Y las cifras sobre potencial geotérmico que se manejan hoy en Chile son alentadoras. En 2010, cálculos de la Comisión Nacional de Energía hablaban de los 3.350 MW. Pero una reciente investigación, realizada por Lahsen y su equipo de la Facultad de Geología, confirma datos que se vienen manejando desde hace algunos años: Chile contaría con un potencial de hasta 16.000 MW, lo que representa el 91% de la capacidad instalada actualmente en el país. Y aunque los proyectos para tener en marcha una central geotérmica antes de 2010 no se han materializado todavía, existen más de 20 áreas geotermales que están siendo exploradas por diversas compañías privadas a lo largo de Chile.

Todos apuntan a aprovechar el fenómeno termal asociado al volcanismo, un proceso conocido como “convección de fluidos”. El magma en las capas más profundas provee del calor que hace circular el agua que se infiltra a la tierra: la diferencia de temperatura que se genera entre el agua más profunda y el agua que ingresa desde la superficie hace que el líquido ascienda nuevamente quedando atrapado en rocas de tipo permeable, que son las que en definitiva almacenan el agua que da origen a las fuentes termales en la superficie. Son estas fuentes las que alimentan las centrales geotérmicas, ubicadas bajo la corteza terrestre a profundidades menores a 3 mil metros. Algunos países donde se encuentra más desarrollada esta clase de energía están en Centroamérica, como el El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Guatemala. Otros países que también han avanzado en la explotación de recursos geotérmicos son Filipinas, Islandia, Estados Unidos, México, Italia y Japón, que utilizan ya estas fuentes de energía para inyectar electricidad a sus sistemas de generación energética. Alfredo Lahsen dice que en muchos de estos países hay incentivos y el Estado subvenciona incluso el kilowat producido para estimular el desarrollo de esta clase de energía. “El tema en Chile ha sido la inversión inicial. Es más fácil instalar una planta convencional, ya que tiene todos los valores a la vista, no hay que perforar, económicamente es muy fácil hacer el cálculo para una central a gas o a carbón”, explica el académico.

El norte geotérmico

Si bien hablamos de un potencial que en Chile se extiende desde el extremo norte hasta el extremo sur del país, las investigaciones y proyectos de exploración se concentran en dos zonas volcánicas principales: el norte y el centrosur de Chile. Alfredo Lahsen explica que se han ido sumando investigaciones para llegar a estimar el potencial de cada zona para generación eléctrica a través de los años. En el caso del norte de Chile, ésta se estima entre 400 MW y 1.000 MW. Para tener una idea de lo que este potencial significa, considere que con 1.000 MW se podría abastecer de electricidad a un millón 500 mil hogares.

Los primeros esfuerzos por explotar esta energía en el norte se remontan a comienzos del siglo XX, cuando en 1908 miembros de la comunidad italiana en Antofagasta crearon una compañía privada llamada Comunidad Preliminar de El Tatio. Fue el primer proyecto de exploración geotérmica en el país: entre 1921 y 1922 fueron excavados dos pozos de 70 y 80 metros de profundidad en la zona. Pero no sería sino hasta la década de los 70 que los esfuerzos por desarrollar proyectos de explotación se retomarían.

Lahsen cuenta que, con apoyo de la ONU, se comenzó a explorar en aquellos años la posibilidad de instalar una planta geotérmica en el área de Tarapacá y Antofagasta. “Lo que más se avanzó fue en el sector de El Tatio, estaban los estudios e, incluso, la firma que iba a instalar la planta, pero al final el proyecto no se concretó”, recuerda el académico. Pero aunque hasta hoy el uso de esta energía sigue siendo recreativo, asociado principalmente a termas y turismo, actualmente existen proyectos en avanzado estado de desarrollo que han permitido estimar que el potencial de cada pozo de excavación en la zona nortina oscila entre los 5 MW y los 10 MW.

Uno de los más avanzados es el proyecto de la central geotérmica Cerro Pabellón, que estará ubicada en Pampa Apacheta, aproximadamente a 100 km al norte de El Tatio. Este proyecto está siendo desarrollado por Geotérmica del Norte (conformado por Enel Green Power y Enap), involucra una inversión de US$ 180 millones y proyecta una planta de generación de 50 MW de capacidad que podría estar operativa hacia 2016. Otra de las zonas estudiadas en esta área es la quebrada de Zoquete, distante a cuatro kilómetros del atractivo turístico del El Tatio.

Volcanes en el sur

Diego Aravena, geólogo de la Universidad de Chile y que realizó su tesis de magíster actualizando los datos del potencial geotérmico para la zona sur, explica que para explorar cada área se analiza en detalle la geografía del lugar, para luego -con instrumentos especiales- obtener una suerte de radiografía que permite determinar aspectos tales como la potencia estimada y la temperatura. Este último es uno de los aspectos clave a considerar: para la generación eléctrica se requiere contar con unos 150 grados Celcius.

Es así como en la zona sur, por ejemplo, se han identificado 200 zonas geotermales asociadas también a sistemas volcánicos, con un potencial estimado entre 600 y 900 MW. Los principales proyectos de exploración en el área se llevan a cabo en Tinguiririca, Calabozos, Laguna del Maule, Chillán, Sierra Nevada y Pullehue-Cordón Caulle.

Uno de los más avanzados en esta área es la central geotérmica de Curacautín. También conocida como central Tolhuaca, ya que se encuentra en los faldeos del volcán del mismo nombre, tendrá una capacidad de generación de 70 MW y una inversión superior a los US$ 330 millones a cargo de la empresa de Nueva Zelanda MightyRiverPower. El proyecto, que también estaría operativo hacia 2016, permitiría abastecer de electricidad a una ciudad como Curacautín.

Según datos del Sernageomín, actualmente existen 77 concesiones de exploración vigentes, distribuidas en 10 regiones del país con una superficie concesionada de tres millones de hectáreas y con un compromiso de inversión de 390 millones de dólares. En cuanto a proyectos específicos de explotación, ya han sido otorgadas seis concesiones, con una superficie que abarca 30.000 hectáreas y con un compromiso de inversión de 975 millones de dólares.

Esta clase de iniciativas podrían ser fundamentales para contar con energía limpia para abastecer a la industria de la minería: el 90% de lo que genera el Sistema Interconectado del Norte Grande (Sing) es utilizado en esta industria, energía que se obtiene principalmente de centrales como la de Mejillones que funcionan a base de combustibles fósiles, como el petróleo.

Y esta es una de las principales razones que justifican la investigación y desarrollo de proyectos de energía renovable no convencional como la geotérmica. De la capacidad instalada para generación eléctrica en Chile, el 61% corresponde a plantas alimentadas por combustibles fósiles.

Fuente / La Tercera

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