Reserva fue identificada por experto del Jardín Botánico, llevado hasta allí por los vecinos. Es la tercera en su tipo para una zona tan próxima al mar
Es un “parque La Campana” a pequeña escala. Así califica el jefe del departamento de horticultura del Jardín Botánico de Viña del Mar, Patricio Novoa, al remanente de bosque nativo junto al estero Reñaca que desafía al crecimiento de esa ciudad, en una quebrada próxima a la población Gómez Carreño.
Por la ladera sur se acercan 11 condominios, pues hasta allí está llegando el “boom” viñamarino de edificios en altura. En la ladera opuesta, el calor estival reverbera en una frondosa vegetación nativa, insólita para la cercanía urbana.
Allí hay peumos, molles, lilenes y quillayes, intercalados con arrayanes rojos entre otras 43 especies vegetales. La floresta cobija unos hurones llamados quiques, zorros chillas y cururos (ratones silvestres).
Los expertos del museo municipal de ciencias naturales de San Antonio y de la U. de Valparaíso han catastrado a lo largo de la quebrada, que se extiende por varios kilómetros, 55 especies de avifauna. Entre las aves hay tucureques (lechuzas) y cachuditos. Todo, rodeado por las poblaciones Glorias Navales, en el este; Gómez Carreño por el sur, y Jardín del Mar y Reñaca por el oeste, mientras que por el norte se desarrollan el proyecto inmobiliario Bosque de Montemar.
Demanda tardía
Los vecinos de la población Gómez Carreño se han organizado en un comité ecológico para impedir que el crecimiento de la ciudad sepulte este remanente de vegetación nativa. A ellos les inquieta que el bosque esté en una zona que el Plan Regulador Metropolitano de Valparaíso (Premval) lo asigna a Extensión Urbana
“Si no se protege, terminará sepultado por la ciudad un lugar que para nuestros abuelos y padres era un lugar de paseo”, explica el presidente del comité ecológico de Gómez Carreño, Juan Prado.
Pero llevaron su demanda de convertirlo en un parque intercomunal de 400 hectáreas cuando ya el Premval estaba definido. La única protección que ese plan regulador contempla es una franja declarada Área Verde de 100 metros a lo ancho de las riberas del estero Reñaca, pero para los vecinos es insuficiente.
El presidente de la comisión de Ordenamiento Territorial del Consejo Regional, Manuel Millones, señala que una alternativa es declarar al sector santuario de la naturaleza. Pero, requiere un estricto trabajo para fijar la línea de base, que hay que financiar.
Pero los vecinos creen que un hallazgo fortalece su posición. Hace unas semanas invitaron a una expedición a Patricio Novoa, del Jardín Botánico. Él constató que hay 11 áreas con 167 ejemplares de belloto del norte, una de las siete especies de árbol nativo con rango de monumento natural lo que impide que sean cortadas.
El experto destaca que solo existen otras dos reservas costeras de bellotos del norte (Beilschmiedia miersii) en Quirilluca (Horcones) y entre Papudo y La Ligua, pero ambas son más pequeñas. El grueso de la población de estos bellotos nativos se concentra más al interior, en plena cordillera de la Costa. Como una suerte de ”fósil” viviente de la época que siguió a la extinción de los dinosaurios.
“Corresponden al tipo de vegetación exuberante que reinaba antes de que la corriente de Humboldt hiciera más árido el territorio que hoy corresponde a Chile central. Entonces el clima en todas las masas continentales era tropical y por eso el belloto del norte puede alcanzar hasta 30 metros de alto”, destaca.
El Mercurio
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