plantas desaladora

Expertos españoles determinarán los mejores lugares de la región para establecer este tipo de tecnología que utiliza el agua del mar

Se estima que son más de 60 países del mundo los que se encuentran utilizando plantas que transforman el agua de mar en un recurso apto para el consumo humano u otras actividades productivas. La desalación se ha convertido en una verdadera solución a los problemas hídricos y nuestra región no está lejana a esa realidad.

Es por ello que a través del Directorio Regional del Agua, encabezado por la Corporación Regional de Desarrollo Productivo (CRDP), actores públicos y privados definieron una estrategia de trabajo para hacer frente a la escasez del recurso hídrico.

En este contexto, ayer comenzó a ser ejecutado un proyecto -financiado con recursos del Fondo de Innovación para la Competitividad FIC Regional-, que permitirá contar con un estudio comparativo entre la posibilidad de habilitar una planta de desalación de agua en la costa de la región para mil litros por segundo, versus aprovechar aguas residuales de Coquimbo y La Serena que equivalen también a mil litros por segundo, es decir el consumo aproximado de ambas ciudades. Cabe destacar que este estudio comparativo no es excluyente, lo que significa que ambas iniciativas pueden ser viables en el tiempo.

“Se estudian diversos aspectos como el consumo y los requerimientos. Con ello se buscarán los emplazamientos idóneos, considerando ciertas variables como las económicas y ambientales. Esto para que si en algún momento se busca desarrollar un proyecto de este tipo, se sepa dónde se tiene que hacer”, señaló a El Día, Borja Blanco, experto de la empresa Aqua Advise.

El estudio contempla nueve meses de trabajo y considera la entrega de una serie de informes. “En estos años ha cambiado mucho el tema de los costos asociados, pues es una tecnología mucho más confiable y validada. Lo que ha ocurrido en el mundo es que la desalación ha pasado de ser un lujo de los países árabes, donde no había otra opción, a una solución admitida y aplicada en muchos países porque se ha convertido en algo más asequible, pues se han reducido los costos. Se ha logrado también bajar mucho el costo de la energía”, precisó el experto.

En cuanto a los plazos que implica la construcción de una planta desaladora entre que se inicia y termina, debieran pasar cerca de dos años. “Esto considerando que uno cuenta con todos los permisos ambientales. En definitiva, se trata de un proyecto a largo plazo”, indicó.

SEQUÍA

Claudio Escobar, gerente de la Corporación de Desarrollo Productivo Región de Coquimbo, reitera que la escasez hídrica es un tema que viene para quedarse. “Dentro de las medidas que se identificaron en el Directorio Regional del Agua, uno de los lineamientos más importantes que se establecieron es la búsqueda de nuevas fuentes de generación y el aumento de la oferta. En este sentido, tenemos que considerar el modelo de otros países que han pasado por lo mismo, donde la desalación de agua es una de las soluciones más usadas, por eso tenemos la obligación de evaluar esta alternativa, salir de todas las dudas técnicas y económicas, saber el tipo de tecnología que tenemos que usar, la mejor ubicación para una planta desaladora y por supuesto, el modelo de financiamiento para buscar las inversiones que nos lleven a concretar este proyecto”.

REUTILIZACIÓN DE AGUA

En cuanto a la alternativa de una planta de reutilización de aguas depuradas, el experto indicó que hace falta avanzar en un marco normativo que defina, regule y promueva el uso de estos sistemas de reutilización de este tipo de aguas. En países como Estados Unidos, España, Israel y México, la reutilización del agua lleva más de 10 años.

El Día

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