Expertos apuntan a un cambio de paradigma y pensar en los materiales que no se usan, como recursos en lugar de desechos. Algunas empresas están incursionando en procesos de reciclaje, a la espera que se apruebe en el Congreso la normativa REP
El reciclaje es un proceso físico-químico o mecánico que consiste en someter un producto ya utilizado a un ciclo de tratamiento total o parcial para obtener una materia prima o un nuevo producto. También se podría definir como la obtención de materias primas a partir de desechos, introduciéndolos de nuevo en el ciclo de vida.
Esto, teniendo en perspectiva el agotamiento de los recursos naturales, el contexto económico y la voluntad –hoy prácticamente una obligación– de tender a producciones sustentables, que deben incorporar formas eficaces para eliminar o dar un nuevo uso a los desechos.
Los principales residuos en la industria minera son los masivos o sólidos generados en grandes volúmenes, cuya gestión está enfocada principalmente a incentivar su reciclaje, puesto que siendo debidamente tratados no presentan un riesgo para la salud humana. Aquí se incluyen estériles, escorias y relaves. En tanto, los aceites usados, baterías y ácido sulfúrico son catalogados en el rango de peligrosos.
Para el profesor Mario Sánchez, director de Ingeniería Civil en Metalurgia de la Universidad Andres Bello, el reciclaje se ha transformado en una solución real a la gestión de residuos; sin embargo, asegura que la clave del éxito de este proceso es un cambio de paradigma, que apunte a ver los materiales descartados como recursos y no como desechos.
“Hay materiales, como la escoria, que tienen grandes ventajas, ya que se encuentran en superficie y son fáciles de extraer a bajo costo. Además, son residuos que por lo general están caracterizados, por lo cual no requieren del estudio geológico tradicional”, analiza Sánchez.
Asegura también que mucha de la escoria de cobre tiene altas concentraciones de hierro (alrededor de 45%), que podría ser utilizado en la industria siderúrgica. “A esto me refiero con darle valor agregado a los residuos; no obstante, estas iniciativas están recién en proceso de investigación en nuestro país”, sostiene.
Cobre: 100% reciclable
Según la International Copper Association (ICA), los progresos científicos, la búsqueda de una mejor calidad de vida, la creciente relevancia de temas ligados a la preservación del medio ambiente plantean nuevos desafíos para la industria del cobre.
Milena Guirao, directora de Comunicaciones de ICA Latinoamérica, destaca que las propiedades de este metal “hacen que sea el material ideal para trabajar en el desarrollo de tres áreas fundamentales para la vida humana: energía sustentable; tecnología; salud y medio ambiente. El cobre, al ser 100% reciclable, se hace fundamental para ser utilizado en distintas aplicaciones”.
La profesional apunta a diversas características que hacen del metal rojo un elemento de excelencia para ser reutilizado: “Primero, tiene la capacidad de ser reciclado y reutilizado una y otra vez, sin perder sus propiedades. También requiere de menos energía (85%) en el reciclaje que en la producción primaria (extracción del cobre). Además, hay que tener en cuenta que 40 millones de toneladas de CO2 y 100 millones de MWh de energía eléctrica se ahorran anualmente. Finalmente, es una forma ecológicamente eficiente de volver a introducir un material valioso a la economía”.
Normativa en tramitación
Actualmente en el Congreso se tramita el proyecto de ley marco para la Gestión de Residuos y la Responsabilidad Extendida del Productor (REP), que se encuentra en primer trámite constitucional en la Cámara de Diputados. La REP obliga a empresas productoras (fabricantes e importadoras) de bienes prioritarios a hacerse cargo de estos una vez terminada su vida útil.
La propuesta de ley especifica los siguientes suministros prioritarios: aceites lubricantes; aparatos electrónicos (incluidas las lámparas o ampolletas); diarios, periódicos y revistas; envases y embalajes; medicamentos; neumáticos; pilas y baterías; plaguicidas caducados y vehículos. Se establecerán metas para la recolección y valorización de estos residuos, creando así nuevos negocios y disminuyendo su disposición final. Además, la REP obliga a los productores a considerar los costos para el manejo de su producto al momento de convertirse en residuo.
“La REP significa que el productor no solo se encarga del nacimiento del producto, sino también de la muerte del mismo. Por ello, como institución creamos el Sello Verde, logotipo que permite informar al usuario final sobre aquellos productos que se reciclarán gratuitamente al terminar su vida útil, es decir, que la empresa que los produce se hace cargo del ciclo de vida de estos”, afirma Fernando Nilo, director de la Fundación Recycla, quien resalta la importancia de que las empresas cuenten con un distintivo que las reconozca como líderes en reciclaje y que entregan valor agregado.
A juicio de Nilo, las empresas que posean este sello, o early adopters, podrán presentar indicadores de reciclaje en sus informes de sustentabilidad y aumentar su reputación corporativa. “En definitiva, el sello verde contribuye a visualizar los esfuerzos de reciclaje y preocupación por el medio ambiente, diferenciarse frente a la competencia, entregar valor agregado a la marca y mejorar el control sobre el destino final de los productos”, enfatiza.
Ladrillos de cenizas
En la comuna de Mejillones, la compañía generadora eléctrica E-CL y la empresa Bejos Ingeniería implementaron una planta piloto de elaboración de ladrillos ecológicos, a base de la ceniza volante que resulta del proceso termoeléctrico. La iniciativa se logró desarrollar a partir de la idea del empresario Mauricio Svriz, quien conoció la experiencia en China y quiso desarrollar un modelo similar en Chile.
“La idea partió por replicar algunas de las prácticas que actualmente se realizan en China, incorporando algunas modificaciones que consideran el tratamiento previo de las cenizas para estandarizar la fabricación de materiales de construcción, utilizando como materia prima la ceniza y escoria generados por las centrales térmicas a carbón”, explica Svriz, gerente de Bejos Ingeniería.
El profesional cuenta que tras una serie de conversaciones llegaron a un acuerdo con E-CL para el financiamiento y construcción de una planta piloto de elaboración de materiales de construcción, “incorporando la variable de purificación de las cenizas, para lo cual hemos diseñado nuestros propios equipos”, puntualiza. La iniciativa también logró obtener recursos de Corfo, a través de InnovaChile.
El empresario subraya que “estamos logrando un nuevo material de construcción, que tenemos que certificarlo para que pueda pasar a una escala industrial”.
Por su parte, Roberto Zazzali, gerente de Estrategia, Procesos y Sustentabilidad de E-CL, señala que “este es un proyecto piloto que está en la línea de la política ambiental de la compañía, y busca minimizar el impacto generado por nuestro proceso, al reciclar y dar valor agregado a los residuos, en este caso la ceniza, un residuo no peligroso que sirve como materia prima para estos materiales de construcción”.
El ejecutivo agrega que la ceniza que resulta de la generación eléctrica es habitualmente trasladada a un vertedero o cenizal autorizado, “pero hoy con este proyecto piloto de innovación adquiere un nuevo uso y resulta ser un real aporte, ya que esperamos que si el proyecto escala industrialmente, en el futuro podamos reutilizar un porcentaje importante de cenizas, con lo cual dejaríamos de enviarla a un cenizal. Además, la iniciativa tendría otras externalidades positivas, como la generación de empleo local”, destaca.
Neumáticos en desuso
En la comuna de Lampa, Región Metropolitana, la empresa Polambiente cuenta con una planta de 3.500 m2 que alberga maquinarias, oficinas y sectores de acopio de neumáticos usados, en un terreno de 10.000 m2. La planta trabaja con tecnología italiana especialmente diseñada para el reciclaje de neumáticos fuera de uso (NFU), que permite triturarlos y granularlos, separando el caucho del acero y la fibra textil, para finalmente convertirlos en materiales reutilizables.
Lorena Torres, gerenta general de la firma, relata que “el año pasado se hicieron grandes esfuerzos en conversaciones con la gran y pequeña minería a lo largo de todo Chile, pero fueron un poco infructuosas, porque ante la ausencia de una ley al respecto, no hay obligación para que la minería haga un uso sustentable de los residuos como son los neumáticos”.
La ley de residuos en Chile –comenta la ejecutiva– está durmiendo en el Parlamento, pero a su juicio, el reciclaje en minería pasa por un tema de voluntades. “Es un proceso caro, sin embargo, las compañías necesitan saber que en el caso de los neumáticos, por ejemplo, no los pueden ir enterrando en la cordillera. Deben buscarles un destino sustentable, ya sea por el lado energético o con productos terminados a base de caucho reciclado”, sostiene.
Con todo, Torres reconoce que algunas empresas mineras como, Codelco, los llaman frecuentemente para enviar material en partidas pequeñas. “Principalmente son neumáticos R-24, de grandes medidas, pero son pequeños acuerdos”, indica.
El factor legislación
La eficacia del sistema de reciclado depende de factores tecnológicos, como el diseño de los productos; económicos, como el precio del cobre; y sociales, como sensibilizar a la población acerca del desarrollo sostenible. Otro factor clave es la legislación.
Actualmente existen en Chile diversas regulaciones, directivas y guías internacionales que tratan de favorecer la gestión responsable del final del ciclo de vida de los productos que contienen cobre, por ejemplo, electrodomésticos, teléfonos y vehículos.
En la Unión Europea la directiva 2002/96/CE sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE o WEEE, del inglés Waste Electrical and Electronic Equipment) propicia una política de minimización de desperdicios, que incluye una obligatoria y drástica reducción de los desechos industriales y domiciliarios, e incentivos para los productores que generan menos residuos.
Un ejemplo de reciclaje masivo de cobre lo constituyó la sustitución de las monedas nacionales de 12 países europeos por el euro en 2002, el cambio monetario más grande de la historia. Se sacó de circulación unas 260.000 toneladas de monedas, conteniendo aproximadamente 147.496 ton de cobre, que fueron fundidas y recicladas para su uso en una amplia gama de productos, desde nuevas monedas hasta diferentes bienes industriales.
www.mch.cl
Hacer Comentario