Transformar en exportadores a proveedores de insumos de la gran minería es uno de sus proyectos favoritos. También destaca el uso de energía solar para bombear agua de mar y generar energía eléctrica en el norte y el desarrollo de nuevas especies pesqueras en cautiverio como corvina y congrio dorado
Entre el desarrollo del salmón y la energía solar, Fundación Chile también ha incursionado en otros proyectos exitosos que han permitido abrir nuevos mercados para productos chilenos y crear bienes públicos, dice el nuevo presidente del directorio de la institución, Patricio Meller, quien acaba de asumir sus funciones.
La compañía estadounidense First Solar compró Solar Chile, una empresa que la fundación desarrolló en 2011. La firma, líder mundial como proveedor de soluciones fotovoltaicas, desarrollará un proyecto en el desierto de Atacama cuyo costo es de US$ 350 millones, de los cuales US$ 230 millones serán financiados por un crédito del gobierno de Estados Unidos, como lo ratificara recientemente en Washington el Presidente Barack Obama durante la visita oficial de la Jefa de Estado chilena.
Anteriormente la fundación impulsó la producción de arándanos que hoy se exportan y también se comercializan en el mercado interno. Después del salmón, entre otras iniciativas, en la actualidad está desarrollando otras especies acuícolas en cautiverio y participa en el programa de Proveedores de Clase Mundial para la Minería, orientado a lograr que las empresas proveedoras del sector se transformen en exportadores de clase mundial. “Es mi proyecto favorito y creo que por eso estoy acá”, confiesa el economista.
En cuanto a la nueva planta de energía solar que va a estar construida en 2015 y tendrá una capacidad de generación de 141 megawatts (MW), Meller destaca que la firma estadounidense decidió empezar sin una cartera de clientes y vender spot o directamente en el mercado porque consideró atractivo tomar el riesgo, dados los altos precios que tiene la electricidad en Chile. De acuerdo a estudios del Centro de Modelamiento Matemático de la Universidad de Chile, la radiación de energía en el desierto de Atacama es mayor que la del desierto del Sahara y suficiente para satisfacer la demanda de energía de todo el país.
Dentro del mismo ámbito, la Fundación Chile se hizo socia del proyecto Espejo de Tarapacá, perteneciente a la firma Valhalla Energy que en 2018 va a generar entre 150 y 330 MW. El proyecto demandará una inversión de US$ 330 millones y desde el punto de vista tecnológico, lo novedoso es que usará energía solar para bombear agua de mar. El recurso hídrico se subirá a 700 metros de altura para luego dejarlo caer a través de turbinas, lo que permitirá contar con energía eléctrica cuando se oculta el sol. Con ello, dice Meller, la eficiencia de la planta sube de 25% a 90%.
Creada en 1976, Fundación Chile es una institución sin fines de lucro. Cuenta con un presupuesto de alrededor de $17 mil millones anuales y una de sus fuentes de financiamiento es un endowment donde la minera BHP Billiton aporta US$ 20 millones y el gobierno chileno un monto similar, recursos que son invertidos y se utilizan los intereses que rentan. En forma complementaria, la institución tiene un financiamiento basal para operar que le proporciona el Gobierno y Corfo, pero además compite en propuestas de proyectos convocadas por el Ejecutivo.
Entre otras iniciativas, la entidad ganó la propuesta Educar Chile, del Ministerio de Educación, y adicionalmente logra financiamiento privado. “Hoy día el 60% del presupuesto de Fundación Chile está financiado por privados”, detalla.
La institución trata hoy de replicar la experiencia del salmón, dedicándose al cultivo de diversas especies pesqueras, entre ellas, corvina y congrio dorado. En 2009, el 55% del consumo mundial de pescados y mariscos en el mundo provenía de pesca natural y el 45% de la generación de productos en cautiverio. Hacia adelante, cuenta el economista, la proyección es que la pesca va a representar el 40% y el desarrollo en cautiverio un 60%. Esta nueva experiencia tiene lugar en el Laboratorio Centro de Tongoy que partió con el desarrollo de semillas de ostras japonesas cuya demanda está en auge.
El proyecto no solo busca diversificar la canasta exportadora sino también dónde se localiza la producción. El salmón en el sur y las otras especies en el norte, en Tongoy. Así también la institución creó otra empresa acuícola, Aquadvise, con el centro de ensayos biotecnológicos Quillaipe, cerca de Puerto Montt y en alianza con el Centro Tecnológico de Excelencia alemán, Fraunhofer. Esta unidad de negocios espera facturar este año $1.200 millones y entre sus clientes activos figuran Canadá, Estados Unidos, Noruega, Escocia e Inglaterra.
Cluster minero
Meller destaca la generación de ventajas comparativas dinámicas en que está involucrada Fundación Chile.
A diferencia de las convencionales que corresponden a las riquezas que tiene el país y que están listas para ser explotadas, la energía solar, los arándanos y las especies pesqueras en cautiverio requieren ser transformadas en una actividad rentable para que luego vengan empresas privadas y las exploten.
En esa línea están los clusters mineros, cuyo propósito es promover la innovación tecnológica en los proveedores de la minería, con miras a la exportación.
En la actualidad hay seis mil empresas proveedoras de insumos para la gran minería en Chile y BHP Billiton y Codelco tienen un programa que trata de convertir a estos proveedores eventualmente en exportadores. No todos ellos tienen la capacidad de transformarse, tal vez sean entre 500 y 600 empresas, dice Meller. La fundación participa en distintos ámbitos de este programa, en cómo se selecciona a las empresas y en cómo escalar lo que hicieron.
Actualmente 70 empresas están en ese proceso de proveedores de clase mundial y la mayoría son pymes, algunas con mayores habilidades tecnológicas.
“La fundación trata de ver cuáles son las restricciones que tienen estas empresas para expandirse. Por ejemplo, frente a problemas de capital de riesgo para financiar expansiones de la innovación tecnológica, está viendo cómo articular los fondos de financiamiento”, explica.
Entre las innovaciones tecnológicas de estos proveedores menciona el caso de una empresa que resolvió para BHP un problema con los motores de los camiones Komatsu que se fundían a las cinco mil horas de uso. Tras detectar el problema, la firma proveedora remanufacturó el motor y encargó la fabricación de piezas de alta calidad al exterior, logrando que el motor ahora tenga un uso de 15 mil horas con la consiguiente reducción de costos que tiene para la empresa, relata el economista.
Hoy en día, una empresa formada por un grupo de ingenieros ha encontrado una solución que puede revolucionar la tecnología de fundición de cobre, anticipa Meller.
El Mercurio
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