Declaratoria fue celebrada por vecinos que luchan contra obras de urbanización que, a su juicio, amenazan ese ecosistema
Con un minuto de silencio que permitió percibir el rumor del mar y el canto de los pájaros, los vecinos de Tunquén celebraron emocionados ayer la declaratoria del humedal local como Santuario de la Naturaleza.
La noticia se las comunicó en ese mismo lugar el ministro del Medio Ambiente, Pablo Badenier, quien viajó hasta allí para contarles que en la víspera, en forma unánime, el Consejo de Ministros había aprobado otorgar dicha protección legal a ese sistema ecológico único en la zona costera de Chile.
Se trata de la desembocadura del estero Casablanca, donde coexisten fragmentos de varios ecosistemas: bosque y matorral esclerófilo (propio de la zona central de Chile), desierto costero, dunas y laguna pantanosa.
Allí viven 164 tipos de vegetales, el 90% de ellos nativos, y 104 de fauna, de las cuales se encuentran amenazadas 11 y 13 especies, respectivamente. Entre las primeras: la violeta o tahay, jarillas, lúcumo chileno; y entre la fauna, el sapo de rulo y peces como el bagre chico, el pejerrey de escama chica y la pocha. Además, nidifican en la zona aves nativas y migratorias, incluso provenientes del hemisferio norte como el playero de Bird y la gaviota de Franklin.
La declaratoria abarca 107 hectáreas de propiedad de Sara Romo, una de las vecinas integrantes de Tunquén Sustentable. “Podríamos haber sido egoístas y dejarlo como un parque privado o hacer una inmobiliaria para parcelar el lugar y llenarlo de casas. Pero uno ve cómo la gente disfruta y era importante que quedara como un legado para Chile”, dijo Romo.
Conflicto
Precisamente para oponerse a la construcción de 197 viviendas en otro sector de la playa los vecinos formaron la organización Tunquén Sustentable, que interpuso un recurso de protección contra el proyecto de inmobiliaria Punta de Gallo.
Pese a que este está fuera, aunque próximo, al recién creado Santuario de la Naturaleza, el ministro Badenier adelantó que informará de la declaratoria a la Corte de Valparaíso.
“Al pasar a tener una categoría protegida, obliga a cualquier proyecto o actividad ubicado dentro del área o alrededor de ella a ingresar al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental”, dijo.
La ley faculta al Consejo de Monumentos Nacionales, entre otros servicios, a pronunciarse si afecta al santuario.
Los vecinos también objetan la construcción de un puente de 175 metros de largo y 16 de ancho que el Ministerio de Obras Públicas proyecta levantar sobre la laguna. También, la extracción de agua de pozos cercanos que, según ellos, conduce 60 litros por segundo del sistema lacustre 16 kilómetros hasta un condominio en Quintay para regar campos de golf.
El Mercurio
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