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En áreas donde antes hubo especies endémicas, pero que por la tala indiscriminada hoy se han transformado en terrenos degradados, la Conaf está levantando pequeños núcleos con árboles melíferos, como una forma de ayudar a pequeños agricultores y rescatar los suelos

En Panguipulli, Región de Los Ríos, entre 1930 hasta inicios de 1970, el ulmo ( Eucryphia cordifolia) fue ampliamente explotado por la calidad de su madera. En aquellos años, los leñadores usaban la técnica del floreo, que consistía en cortar los mejores árboles del bosque, los más derechos y largos, para convertirlos en leña o en durmientes de puente. Lamentablemente, esos árboles eran los que proveían las semillas para generar nuevos ejemplares, lo que dio espacio al crecimiento de matorrales y hierbas sin valor.

Como una forma de abordar el problema, la Conaf y la Municipalidad de Panguipulli están desarrollando un inédito proyecto que busca recuperar los bosques degradados en base a la producción de miel, iniciativa que hace unos días fue mostrada a expertos y delegados del Proceso de Montreal, que se dieron cita en Valdivia.

El proyecto, que se enmarca en el Programa de Arborización +Árboles para Chile, de la Conaf, establece núcleos de plantaciones con árboles melíferos como el ulmo -cuyas flores dan un néctar que produce miel de buena calidad-, para que así las abejas tengan alimentación permanente.

La Conaf entrega las plantas y realiza el acompañamiento técnico, mientras que el municipio dona los materiales para construir los núcleos. Se trata de espacios de 650 metros cuadrados donde antes hubo densos bosques nativos, cercados con mallas metálicas que impiden el paso de los animales, explica Rodrigo Pedraza, jefe provincial de Conaf Valdivia. Terrenos actualmente degradados por la tala indiscriminada.

Es el caso de la propiedad de Anaisa Catricheo, pequeña agricultora de Coñaripe Alto, localidad distante a unos 42 kilómetros de Panguipulli, donde hace un mes la Conaf instaló un núcleo con especies como meli, arrayán, notro y avellano. Estas especies, en un año, darán sombra y protección a los ulmos que serán plantados allí más adelante.

El predio de Catricheo muestra clara evidencia de degradación: hace décadas, fueron talados los últimos árboles nativos para hacerlos leña, luego de eso los animales se comieron todas los brotes que lograron germinar luego del corte. “Cuando un bosque se ha degradado existe vegetación, pero deben pasar muchos años para que formen un nuevo bosque. Con la conformación de núcleos apuramos el proceso”, explica Pedraza.

Gracias a la miel que ha obtenido, cuenta Anaisa Catricheo, ha podido diversificar sus ingresos gracias a la alta demanda que tiene el producto en verano. “La miel me genera hartos ingresos. Cosecho unos 2 mil kilos al año y casi todo se vende a los turistas que llegan acá”.

Según explica Pedraza, el proyecto “apunta a recuperar los bosques nativos, les damos valor, diversificamos los ingresos de las familias que viven de esto, del turismo y del bosque, y además se le empieza a dar un valor no tan maderero. Además, logramos recuperar suelos que no tienen mucho uso”.

 Manejo sustentable

El Proceso de Montreal es un grupo compuesto por representantes de 12 países -entre ellos Chile, Canadá, Japón y EE.UU.-, que trabajan conjuntamente para fomentar el manejo sustentable de sus bosques. Los delegados, reunidos en Valdivia hace unas semanas, pudieron conocer la iniciativa que desarrolla la Conaf.

“Esto tiene que ver con que los pequeños propietarios que viven aquí necesitan recursos. Y ante terrenos que se encuentran degradados, lo que podemos hacer es apoyar para que se recuperen y crezcan especies interesantes que beneficien a los propietarios, como con la producción de miel”, explica Andrés Meza, gerente de Áreas Silvestres Protegidas de la Conaf.

El Mercurio

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