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Estos neutralizan el material particulado, contienen la radiación ultravioleta, reducen la temperatura a nivel del suelo y mejoran la humedad, entre otras variables

Cuando se habla de cambio climático los especialistas siempre enfatizan lo necesaria que es la conservación del bosque nativo para contener especialmente el carbono. Los árboles urbanos, hasta ahora, no han sido considerados mayormente en estas proyecciones.

Pero la realidad es que ellos también pueden cumplir un rol importante no solo en términos de captura de CO {-2} , sino que ayudan a reducir la temperatura, mejorar la infiltración del suelo, reducir la radiación ultravioleta y mitigar el ruido y el material particulado.

Así lo revela un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Talca en esa ciudad, y que fue financiado por el Ministerio del Medio Ambiente.

Mauricio Ponce y Óscar Vallejos, ambos ingenieros forestales, muestrearon 75 árboles de 23 especies distintas en tres áreas diferentes de la ciudad: La Alameda, un bandejón ampliamente arbolado; la avenida Isidoro Solar o Diagonal, que cuenta con diversos árboles; y la calle Uno Sur, una de las principales arterias comerciales de la ciudad y donde la presencia arbórea es escasa.

Ponce precisa que si bien se han hecho estudios en otros lugares como Norteamérica y Europa sobre los servicios ecosistémicos del árbol urbano, existen muy pocos de ciudades de clima mediterráneo como Talca. “Lo que hicimos fue medir al mismo tiempo distintas variables en tres épocas diferentes del año y en tres horarios diferentes cada día, lo que es relativamente nuevo en comparación con otras investigaciones, que se centran solo en un aspecto”.

Descubrieron que a mayores coberturas arbóreas, se producen importantes mitigaciones, en especial en relación con el ruido y la temperatura.

Los mejores resultados se producían en verano, ya que en invierno muchos árboles están desprovistos de sus hojas, por lo que el impacto es menor.

“La sombra generada por los árboles en el período estival no solo reduce la temperatura en la superficie y mejora la humedad relativa en el entorno, sino que también disminuye la radiación ultravioleta”, indica.

En cuanto al material particulado, las mismas hojas cumplen un importante papel en su retención. “Surge la tentación de privilegiar árboles de hojas perennes en las calles, pero la gente también quiere disfrutar de sol en otoño e invierno; es complicado”.

La cobertura vegetal puede ayudar a mitigar el cambio climático por largo tiempo en las ciudades. Es así como un árbol urbano bien cuidado puede durar más de cien años, pero esto rara vez ocurre por las condiciones de manejo. Por los procesos de poda y la contaminación urbana, tienden a reducir su expectativa de vida a no más de cincuenta años”, reconoce.

Aunque la arborización urbana es importante, el ingeniero forestal enfatiza que debe ir acompañada por la construcción de una mayor cantidad de parques urbanos, ya que pueden abarcar áreas mucho más extensas.

El Mercurio

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