“El 22 de marzo es el día Mundial del Agua, fecha instituida en 1992 por la Asamblea de la ONU, con el fin de concienciar al mundo de la necesidad de proteger este bien público, que, para muchas personas en todo el mundo, aun constituye un verdadero lujo.”

Día Mundial del Agua: un lujo para millones de personas

La realidad mundial del agua Aproximadamente la mitad de la población mundial vive en áreas en las que día a día enfrentan una grave escasez de agua o que carecen de la infraestructura mínima necesaria para proveerse de agua potable.

Para peor y según alertan los científicos, esta falta de agua está siendo exacerbada por el Cambio Climático: las sequías e inundaciones son cada vez más frecuentes y graves y nunca ha sido más importante proteger los ecosistemas de agua dulce de todo el planeta.

Alrededor de 700.000 niños mueren cada año de sed y/o de diarrea por beber agua insegura y por un saneamiento deficiente, lo que significa unos 2.000 niños al día. Cientos de miles de personas pasan toda una jornada buscando agua, que les permita al menos sobrevivir.

Como contrapartida, en los países más desarrollados y en muchos emergentes, este precioso líquido no se valora como es debido, se malgasta en agricultura, se contamina, no se recicla adecuadamente y la gente en general no siente la necesidad de cuidarla, puesto que siempre que se necesita, hay un grifo cerca para proveerla.

No al desperdicio de agua

Cada año al celebrar esta fecha se elige un tema central para debatir y tomando en cuenta las circunstancias antes citadas, la interrogante sobre la que gira el día Mundial del agua en esta oportunidad es: ¿Por qué desperdiciar agua?

El agua se desperdicia de muchas formas y la primera es por medio de la agricultura, que utiliza alrededor del 70% del agua dulce disponible en el planeta y mayormente depende del riego por inundación, donde los campos se empapan y el exceso corre hacia arroyos y ríos cercanos.

Pero este tipo de riego ocasiona la pérdida de toneladas de agua y puede contaminar los cursos de agua con fertilizantes, creando zonas muertas en el océano (donde el oxígeno se agota y no está disponible para las criaturas marinas) y contribuye a la floración de algas o eutrofización.

Como alternativa, el riego por goteo resulta altamente eficiente, ya que dirige el agua directamente sobre las raíces de la planta. Sin embargo, estos sistemas son costosos de implementar y no funcionan para todos los cultivos, pero existen soluciones intermedias tales como los rociadores, que producen menos escorrentía o la cobertura de los cultivos para prevenir la evaporación del agua.

Por otra parte, no tiene sentido que en zonas áridas se planten cultivos que requieren mucha agua, sino que deberían decantarse por aquellos que se adapten mejor a las circunstancias locales y a medida que el planeta se vuelva más seco, los países tendrán que cambiar sus economías y redistribuir los cultivos.

Finalmente, a nivel individual es posible cuidar el agua de muchas formas, como no dejarla correr sin usarla, regar durante la noche o reciclarla. Es perentorio dejar de malgastar este precioso líquido, mientras en otra parte del mundo un niño muere de sed o de enfermedades prevenibles, cada pocos minutos.

ecoticias.com

 

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