La madera todavía proporciona el 40% del suministro de energía renovable a nivel global, más que la combinación de energía solar, hidroeléctrica y eólica
La Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) llamó a optimizar el uso de la madera como fuente de energía y garantizar la gestión sostenible de los recursos forestales en el Día Mundial de los Bosques.
La directora de Políticas Forestales de la FAO, Eva Müller, sostuvo en un acto en Roma que se puede reducir la huella de carbono a través de la producción sostenible de madera.
Según una nueva publicación de la agencia, con sede en Roma, la madera todavía proporciona el 40% del suministro de energía renovable a nivel global, más que la combinación de energía solar, hidroeléctrica y eólica.
Casi la mitad de toda la producción maderera se utiliza como energía para cocinar, calentar agua y generar energía y es empleada por unos 2.400 millones de personas, especialmente en zonas rurales de los países pobres donde es el único recurso energético disponible.
El estudio señala que la mayor parte de la producción de madera para energía es insostenible, muchas veces realizada con métodos rudimentarios que contaminan, y contribuye tanto a la degradación de suelos y bosques en general como al 7% de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Se estima que ese tipo de energía es responsable del 50% de la destrucción de bosques en África subsahariana.
Müller expresó la necesidad de apoyar a los países en sus políticas y en la disponibilidad de datos para optimizar el uso de la madera y compartir experiencias y conocimientos.
También instó a investigar y financiar proyectos de mejora de cadenas de valor como la del carbón vegetal y de fuentes alternativas de combustible a partir, por ejemplo, de desechos agrícolas o forestales.
Además, un cambio de estufas u hornos tradicionales a otros más eficientes podría reducir ese tipo de emisiones en un 80% y evitar problemas de salud entre quienes los utilizan.
Si aprovechasen los ingresos que anualmente pierden en un sector informal y mal regulado, los países africanos podrían reinvertir entre US$1.500 y US$3.900 millones para que el carbón vegetal que producen sea más ecológico, según el estudio.
Terra/Efe
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