Tecnología está en fase de pruebas y certificaciones

Con paneles construidos a base de semillas y raíces de maíz, trigo o cebada, se levantó la primera casa resistente al fuego en la localidad de Cerro Pelao, a cinco kilómetros al interior de la ruta a Constitución, entre los poblados conocidos como Las Corrientes y Santa Olga.

Todos corresponden a sectores afectados por los pasados incendios forestales del verano en la Región del Maule.

Ahí, un grupo de investigadores provenientes de la vecina Región del Biobío construyeron la primera vivienda de materiales naturales retardantes del fuego. Se trata de paneles a base de raíces de granos, denominados Eco SIP (Solution Insolation Panel), que alcanzan altos niveles de resistencia al calor, al fuego directo de las llamas, y, además, tienen una especial capacidad de aislación acústica.
La vivienda fue levantada con apoyo de la Fundación América Solidaria y de la empresa privada.

El proyecto, creado por un grupo de profesionales de Duqueco, localidad vecina a Los Ángeles, en la Región del Biobío, se encuentra en desarrollo y en etapa de certificaciones y muestras ante el Ministerio de Vivienda y Urbanismo. Según sus creadores, en una primera instancia, los materiales fueron probados por bomberos y en laboratorios privados.

Rodrigo Cancino, uno de los creadores, explicó que “actualmente se está fabricando un panel estructural aislante que incorpora el aislante entre planchas de OSB (Oriented Strand Board), que conforman los tableros estructurales que se ocupan como paredes de viviendas, las cuales también sirven como aislantes del frío”.

Fabián Ibáñez, parte del equipo desarrollador del proyecto, agregó que “el panel consiste en un colchón aislante hecho con granos y raíces que no solamente es natural, sino que supera en muchos aspectos a los clásicos que se usan actualmente, como el plumavit, la fibra de vidrio y el poliuretano. Si la madera demora siete minutos en combustionar, este producto demora 50”.

Según Ibáñez, los paneles retardantes ya se patentaron y “se está trabajando incluso con una universidad de Francia para potenciar esta idea, que surgió mientras cultivaban pastos hidropónicos para la ganadería lechera”.

El Mercurio

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