El consultor y empresario, Mario Hermosilla, conversa con Revista LIGNUM sobre el combate de los incendios forestales y sus implicancias en la disponibilidad futura de la madera

El ingeniero forestal, MBA y Máster en Ciencias – Economía Forestal, Mario Hermosilla, es además vicepresidente de los Pequeños y Medianos Propietarios Forestales de Chile (Pymefor). Como tal, asegura que la asociación presentó una propuesta a la Corporación Nacional Forestal (Conaf), en la cual solicitaba poner a disposición recursos extraordinarios para combatir incendios forestales, que superaran las expectativas de la temporada y salgan de control, adelantándose a los hechos lo más posible.

“Para que esto ocurra los Pymefor propusimos que se contara con una organización y un protocolo oportunamente concebido, en el cual participaran los actores públicos y privados que tienen que aportar en estos casos”, dice Mario Hermosilla.

¿Cuál estima que fue la debilidad entonces en los incendios del verano de 2017?

Las autoridades se demoraron varios días en reaccionar y cuando lo hicieron fue demasiado tarde. Con casi 70 incendios diarios y muchos más creándose, que los que se apagaban, no hubo recursos que pudiesen contra los malintencionados, que salieron a quemar lo que se les puso por delante. Y puede ser que incluso no los haya en el futuro, a pesar de haber aumentado en un 70% los gastos de combate. ¡Dios quiera que no!

El director de Conaf no quiso crear junto a Onemi, Ministerio del Interior y de Defensa, Fuerzas Armadas y empresas forestales entre otros, el protocolo de activación de emergencia cuando Conaf viese que los recursos de combate disponibles se iban a copar. Entonces a las empresas forestales no les quedó otra que aumentar los recursos económicos que no es necesariamente la solución, porque esto al final es mayor costo, así como podrían ser insuficientes a pesar del aumento de ellos.

Las primas de incendio subieron entre un 40 y un 60%. Se desperdició una ocasión única de haber actuado técnicamente con las medidas necesarias. Tampoco se tomaron acciones de aumento de castigos a los delincuentes para que dejen de quemar bosques. 65% de los incendios fueron causados intencionalmente en los predios de los asociados a la Corma y el 99% por el hombre y sobre ellos no se hizo nada. No se tomaron medidas. Ninguna a la fecha. Y aquí está el corazón del problema. ¿Quién logró que esto se revirtiera en el verano 2017?

“Las primas de incendio subieron entre un 40 y un 60%. Se desperdició una ocasión única de haber actuado técnicamente con las medidas necesarias”.

Las Fuerzas Armadas, que se movilizaron y salieron a las carreteras, y casi con su sola presencia, de inmediato, ese mismo día, el número de nuevos incendios creados, bajaron a 1/5. Entonces los recursos de combate se empezaron a notar y fueron apagando incendio tras incendio, terminando en un plazo record. Pero… se quemó casi 1/3 de los recursos de Pino radiata, de las regiones mencionadas y una parte importante de la VIII, en los cuales se sustenta nuestra industria. Nada de que vanagloriarse.

El futuro

De acuerdo a su análisis ¿Cómo afectarán los incendios forestales a la industria maderera?

Lo primero es que hay y habrá, muchos menos bosques disponibles por 20 a 24 años. Es un dato. A Arauco se le quemaron 80.000 ha y los rollizos que antes vendía a terceros, que no eran pocos, abastecían entre otros a los grandes aserraderos privados en 1/3 de su abastecimiento, ya no podrá hacerlo de la misma forma, porque ya no los tiene. Sus fábricas siguen casi todas en pie y debe abastecerlas. La caridad empieza por casa. Y peor aún, quizás no le alcance, y deba comprar algunos bosques.

Los aserraderos necesitarán abastecerse y comprarán los rollizos aserrables, donde estén o si no, deberán cerrar. Y lo están haciendo. Ya se están moviendo. Sobrevivirán los que se muevan primero, porque los bosques que se quemaron son muchos. Casi 1/3 del stock.

De acuerdo a ello ¿Van a subir los precios de los rollizos?

Lo que tenga que ser para igualar la demanda. Habrá un período de 2 a 5 años en que habrá que sacar las joyas de la abuela y usarlas para no morir, consumir sus bosques bosques propios el que los tenga, que son los menos, mientras ocurra lo que debe ocurrir: que cierren las industrias menos competitivas.

“También se afectará el crecimiento de la masa forestal. Los últimos 5 años esta no ha crecido, sino que ha decrecido levemente. Y si esto ha ocurrido es porque la rentabilidad del cultivo se ha visto afectada”.

Los que no hicieron las modernizaciones o no pudieron invertir en ellas a tiempo son los que se irán primero; los más pequeños, los que no tengan capital de trabajo ni acceso a él o a materia prima, cerrarán, hasta que la oferta y la demanda vuelvan a un equilibrio. ¿Cuál será el equilibrio? No debiera andar lejos del 1/3 que se quemó. Es decir, alrededor de 1/3 de la industria deberá cerrar. Mientras eso no ocurra, los precios de los rollizos estarán por sobre lo que normalmente debieran haber estado y erosionarán la rentabilidad de las industrias. Esto conlleva la pérdida de casi 1/3 de los puestos de trabajo que hoy tiene el sector en esas regiones. ¿Y qué alternativas hay al negocio forestal?, pocas o ninguna. En las regiones VII y VIII somos alrededor del 70% de la actividad económica.

¿Qué pasará con la masa forestal por efecto de los incendios?

También se afectará el crecimiento de la masa forestal. Los últimos 5 años esta no ha crecido, sino que ha decrecido levemente. Y si esto ha ocurrido es porque la rentabilidad del cultivo se ha visto afectada. Es necesario pensar como aumentarla. Concentrándonos en un breve análisis de las pymes forestales, muchas de ellas dejan entre un 15 y un 40% de la rentabilidad por no usar material genético en sus plantaciones, no manejan el bosque oportunamente y pierden hasta un 30% del valor de él y al momento de vender lo hacen a un 15 a 20% de menores precios. Hoy si no hay muchos más propietarios dejando el negocio forestal, es debido al alto costo que tiene el desafectar los terrenos.

¿Y si no forestamos más, como crecemos? Tendrá que ser necesariamente en base a obtener más de los mismos suelos. Recordemos que aquellas empresas o emprendimientos que no crecen terminan muriendo o aburriendo a sus dueños, todos emprendedores que pueden migrar con sus inversiones a otros negocios. ¿Quién pierde con todo esto?, la actividad forestal. Todos los que vivimos de ella. Ojo, todos. Todos nos empobreceremos. Por eso es que no basta con lo que se ha hecho. Las nuevas autoridades deberán sopesar el tema, y tomar medidas que este gobierno no quiso tomar. Tuvo la oportunidad, varios que vimos el problema y las consecuencias para todos, lo hicimos presente, nos escucharon y no quisieron actuar. Es de esperar que las nuevas autoridades lo hagan y si no, es responsabilidad de todos nosotros quienes estamos y vivimos de esta actividad forestal, el sacar nuestra voz.

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